dissabte, 16 de maig del 2009

Ángeles y demonios

Me dejé convencer por "el señor de la razón perpetua". Un poco para que tenga un favor que deberme (jeje, ¡es broma!), otro poco por recordar nuestro pasado de escuchas comunes de Milenio 3, pero sobretodo por ver Roma. 
La vuelta a las grandes salas de los centros comerciales y a las superproducciones de Hollywood cargadas de efectos especiales me asustaba. La verdad es que me agobié un poco al entrar en una sala tan grande y con cientos de personas, acostumbrada como estoy últimamente a pequeñas salas medio vacías. Pero en cuanto apagaron la luz se me olvidó, los 140 minutos se me pasaron sin necesidad de mirar el reloj y no hubo ninguna estatua que se convirtiese de ángel a demonio como se veía en el tráiler. Salvo alguna escena desagradable y algún giro demasiado retorcido, no me arrepiento de haberla ido a ver. Sobretodo por los paseos que se pegan desde la Città del Vaticano al Pantheon, a la piazza del Popolo, la piazza Navona a Santa Maria della Vittoria, Castel Sant´Angelo... Un paseo por la arquitectura y la escultura del arte italiano, desde Rafael hasta Bernini. De fondo, claro.