Yo, que incluso un sábado por la noche voy con vaqueros, zapatos planos, las uñas cortitas, la cara lavada y sin peinar, he descubierto que me lo paso genial "disfrazándome" para las bodas de mis amigos (que últimamente han sido varias, aunque de momento se ha acabado la "epidemia"). Disfruto planeando qué ponerme, cómo maquillarme o pensando qué hacerme en el pelo... y convirtiéndome en una princesa o artista de alfombra hollywoodiense por un rato. Este sábado ha sido la última y menos mal porque, a parte de la pasta que se va en estas cosas, me estaba empezando a preocupar si lo que era para mi el juego del disfraz, me iba a convertir en una fashion-victim e iba a acabar pintándome los labios, haciéndome un moño y poniéndome tacones hasta para bajar a comprar el pan.
El sábado iba de rojo de los pies a la cabeza... Cuando me vi en el espejo me recordó un sueño que tuve hace unos días y que otro día relataré.
2 comentaris:
a mi tb me gusta! de hecho creo que era lo que más me gustaba de las fiestas del casino, qué tiempos aquellos... Cuando quieras nos disfrazamos y nos vamos de banquete a Las Arenas!
;)
Jeje... casi que voy a esperar un tiempo, a ver si me entra mono, me demuestro que estoy enganchada al disfraz del glamour y entonces nos pegamos cockteilazos en el Balneari! :P
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