divendres, 4 de setembre del 2009

04/09/2008 - El verano se acaba...

Dicen que las vacaciones sirven para retomar fuerzas, pero las pilas ¿se cargan o se descargan?
Tras un tiempo alegre por el sol que pica, la playa, la fruta divertida, poder leer sin tener que coger el metro para tener un rato, las siestas con necesidad de sábana, el olor a coco de la crema solar y las duchas de agua fría y el aftersun de después, las horas en coche o bus con la ilusión de un nuevo lugar que pisar, la boda del lustro, la posibilidad de decidir en el último minuto qué hacer sin necesidad de pedir permiso al jefe, las noches esperando a las Perséidas, los conciertos de fiestas recorriendo la comarca, los ratos de aprender a voltear tres palos descalza sobre el césped, los helados, cafés y cervezas en terracitas al caer la tarde; el madrugar un día sólo por el placer de sentir el fresco del amanecer...
... Empieza una etapa en la que te propones ser muy constante con el proyecto, hacer algo de deporte, comer bien, controlar los vicios (éste no es un septiembre como para quitarse de nada)... En la que asumes que el sol empezará a ser agradable con una chaqueta de por medio, que la playa será un bonito lugar al que acercarse de vez en cuando o asomarse al pasar con el tranvía, que pronto sólo habrá peras, manzanas y plátanos; que el rato de leer será el del trayecto Torrent Avinguda-Colón (eso si no vence el sueño y echas entonces la siesta), que el olor volverá a ser Eau d´Eden y la ducha, si al salir está todo empañado, mejor; que los nuevos lugares a pisar pueden ser únicamente visitas de obra, que quizás lo próximo sea un bautizo, que de lunes a viernes estás atado, que las Perséidas ya pasaron y las noches ahora o serán muy frías o estarán nubladas, los conciertos volverán a ser pagando y en lugares cerrados, los palos no voltearán por riesgo a romper algo; las terracitas seguirán, almenos por un tiempo; y los madrugones serán por necesidad...
Hay que asumirlo: el verano se acabó.