dissabte, 19 de setembre del 2009

Lluvia de otoño

Desde que acabé el PFC, aún no he vuelto a casa. Total, no tengo mucho que hacer... La mañana que hay que pa-pelear, pues madrugo, me voy para Valencia, paso el día allí y aprovecho para hacer todo lo que pueda y ver a todos los que puedo. El día que no hay nada que pa-pelear porque estás esperando a que te llamen para decirte que ya tienen tal papel que pediste la semana pasada o que ya han salido tales listas, pues me quedo aquí haciendo lo que me apetezca (como redactar entradas de Viatges...). De momento aún no me aburro, aunque sospecho que no tardará mucho en llegar ese día, así que por ahora no me importa estar en esta "isla".
La semana pasada me gustaba estar aquí. Era verano de verdad. Hacía lo que tenía que hacer pero también disfrutaba leyendo en la colchoneta al sol piscinero, incluso estuve una mañana en la playa.
Esta semana, pensándolo fríamente (en todos los sentidos), también me está gustando estar aquí. Sigue siendo verano pero ya disfrazado de otoño... Mañanas con sol débil, mediodías grises y tardes tormentosas. He cambiado el leer en la colchoneta por leer en el sillón junto a la ventana llena de gotas estrelladas y destellos de relámpagos. También he cambiado el ir de playera y chanclas, al chandal y calcetines; de dormir casi sin nada y con todas las ventanas abiertas, a dormir con sudadera, colcha y ventanas cerradas...
En otras circunstancias esto no me estaría gustando, el otoño era significado de final de vacaciones, nuevo curso, vuelta al todo... Pero este año me apetece, aunque viva en un nubarrón de incertidumbre. Y además, me recuerda a agostos calurosos en los que nos escapamos unos días a Cantabria o Bretaña... los contrastes eran los mismos.