dimarts, 20 d’octubre del 2009

El ascensor

Cuando tu ascensor se estropea y llegas cargada con la compra semanal, te das cuentra de que el ascensor es uno de los mejores inventos de la Humanidad. Hasta su puesta en uso, las ciudades crecían a lo ancho, menos mal que su crecimiento era controlado. Una vez entró en el mundo cotidiano, las ciudades empezaron a crecer en vertical, lo cual ha hecho posible mantener el poco territorio virgen que queda sin desparramarse demasiado de forma despiadada. También ha favorecido el sedentarismo en el que vivimos, pero bueno... si estás concienciado con ello, siempre puedes subir andando porque el ascensor no ha eliminado a la escalera, sólo la complementa. A la vez, es una herramienta indispensable en temas de accesibilidad.
Mi casa siempre ha tenido ascensor. Hace años peculiar para el resto de la gente porque, o no tenían o los suyos tenían puertas automáticas. El mío tenía pero eran manuales. Y eso llevaba a que se quedasen muchas veces sin cerrar, inutilizándolo normalmente por culpa de los visitantes, porque los vecinos ya estábamos concienciados con el cierre de puertas.
Hace un par de años, para adaptarlo a la normativa actual, se le dotó de nueva botonera, de interfono y de puertas mecánicas. Ahora ya no hay excusas de que alguien se ha dejado las puertas abiertas cuando no funciona, y el caso es que se estropea mucho más que antes. Y molesta más. Prefería pensar que tenía que subir andando por un despiste humano que se subsanaba cerrando la puerta cuando llegabas al piso en el que se había quedado, que pensar que la causa es de la máquina, por lo que tienes que llamar al presidente para que llame al técnico y la solución suele tardar algunos días en llegar. Y se supone que cambiamos lo artesanal por lo mecánico para mejor, pero en este caso no ha dado el resultado esperado.
Me vienen a la mente ascensores míticos como el de las entrañas del Mont Blanc, el de Santa Justa en Lisboa, los de la Tour Eiffel y la de Montparnasse en París, los del Reina Sofía en Madrid, el de la Mole Antonelliana de Torino, el de la Paseo del Óvalo de Teruel (y el nuevo de Teruel, obra de la "señorita de la bufanda naranja"...), el bastante reciente del Castillo de Cullera (con un "conductor" bastante peculiar)... Todos ellos son referentes de la ingeniería y la arquitectura, piezas principales del proyecto. Pero luego están los utilitarios, los de las fincas antiguas enrejados como el de la foto, los de las películas de terror, los que paran en pisos sólo pares o sólo impares, los que entras por un sitio y sales por otro, los que te apoyas en la pared y se oye una voz (y luego te das cuenta de que no es nadie del más allá si no un señor preocupado porque le has dado sin querer al botón de emergencia...), los de las películas donde siempre se arreglan enfados dentro de un ascensor que se estropea,...
Pero me quedo con el mío: por las mañanas que me he acabado de peinar o ponerme los pendientes gracias a su espejo, por las bromas del "señor de la razón perpetua" abriendo las puertas a mitad trayecto, por la quemadura que alguna amiga de mi madre me hizo por un susto que le dio (cuando aún se podía fumar dentro de los ascensores), o por un beso muy deseado recibido en él,...
¿Me dejo alguna historia de ascensor?