divendres, 12 de juny del 2009

El escalímetro natural

"N. tenía una peculiar curiosidad. Se había hecho fabricar unos escalímetros distintos. Su aspecto no se distinguía del de los corrientes, pero su calibración anómala producía disparidades.
No era una regla entre metros y milímetros, entre pulgadas y pies. Era un escalímetro que relacionaba milímetros con luz eléctrica, centímetros con montañas, metros con aviones...
Los proyectos resultaban distintos. No era lo mismo diseñar una vivienda cuando el dormitorio debe tener 12m2 que cuando tiene un coche cuadrado. No resulta la misma torre de oficinas cuando los despachos miden dos meandros. O cuando un teatro ocupa 1.200 fluorescentes o un polideportivo alcanza un Boeing 747.
A veces, según la escala, el escalímetro era un poco más grande de lo normal. Otras, ligeramente más pequeño.
Nadie conocía el secreto de esta herramienta. Los que trabajaban con él la usaban sin saberlo. Cuando los espacios se construían no había nada espectacular; la gente se sentía un poco más ancha, un poco más estrecha, un poco más alta, un poco más baja. Tampoco era capaz de decir por qué.
Para N., en cambio, la experiencia era más excitante. Cuando medía una puerta, le parecía una plaza. Cuando dibujaba un patio, le parecía una ventana. Cuando proyectaba un hotel, le salía un pez."

Es pequeño, llueve dentro y hay hormigas
Soriano y Palacios

Otro cuento arquitectónico: aquí.