El otro día lo volví a notar, creo que como todos los años a mitad de junio. Debe de ser algún árbol urbano que suelta su aroma por esas fechas, pero a mi me recuerda inevitablemente a los juegos con globos de agua en el patio soleado y desierto del colegio durante las esperas del mediodía con la "señorita de las gatas ibicencas" y su hermana.
Y también me recuerda a la bronca que nos llevamos cuando se me rompió uno de esos globos en medio del pasillo de los pequeños.
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