dilluns, 1 de juny del 2009

El pabellón peatonal

"Lo que realmente necesitaban era un flotador. Y luego ir a la playa. Pero había tenido que sucumbir y sentarse a tomar unas cervezas en este pequeño chiringuito. Sentado en una minúscula mesa veía el mar encuadrado. Parecía una fotografía. Tan quieto todo. Y ese sol. El color del cielo.
Eso era lo que le había decidido a pasar unos días en Calpe. Toda su familia se mostró encantada. Pero todavía no habían logrado pisar la playa. Sólo tenían aquella vista.
Todo comenzó el primer día, cuando al bajar a la playa pensaron que deberían comprar un flotador. O tal vez no fue ni siquiera eso. Cuando iban a cruzar esa marquesina que protegía el paseo marítimo, justo cuando iban a cruzarla, se dieron cuenta de que en una tienda vendían flotadores con forma de tiburón. Y pensaron que debían comprar uno para Juan. O tal vez el pequeño se empeñó.
De eso hace ya varios días. Siempre que se disponen a cruzar la sombra que ordena el paseo descubren algo distinto. Una escuela de buceo, la oficina de información y turismo, un artesano, unas mesas libres para sentarse a la sombra, una biblioteca de periódicos del día, un lugar vacío, un parque infantil, un... y ya no llegan a la playa. Se quedan a comprar, a curiosear, a descansar, a jugar, a tomar un refresco, a comer.
Ya les extrañó que la ciudad no tuviera esos desagradables puestos en los bajos de los edificios que se extienden invadiendo el paseo. No se fijaron en que estaban ordenados en esas piezas tan limpias de cristal. Y, claro, ordenados cunden más.
Se les acaban las vacaciones y todavía no han llegado hasta el agua."

Es pequeño, llueve dentro y hay hormigas
Soriano y Palacios

Aunque no sea muy afín a la arquitectura de esta pareja, ya me gustaría poder describir mis proyectos con un cuento como hacen ellos con su Calpe-diem (reordenación del paseo marítimo de Calp)... ¿Me invento yo también un cuento para mi bodega? Se admiten ideas, que a estas horas ya no quedan...

Foto: playa en México de la galería de Don César.